Clase Alta: La élite constituida por los hacendados y
aristócratas conservadores. Su poder aún se encuentra en la tierra, aunque a
mediados del siglo XIX caen en una lenta decadencia causados por el cierre de
los mercados agrícolas. Un representante de esta clase social en la obra es don Dámaso
Encina, un adinerado hombre de negocios que le daba a su familia un excelente
pasar, deleitándose con los privilegios que el poder del dinero
otorgaba a las familias más acomodadas de la época.
Inmigrantes Extranjeros:
Inmigrantes de origen Alemán, Británico, Norte Americanos e Italianos, entre
otros, se instalan en las principales ciudades e instalan industrias de bienes
y servicios o invierten en la minería y aportan culturalmente al país (Andrés Bello, Rodolfo Phillipi). El aumento de inmigración extranjera está relacionado con la idea de la “Civilización vs. Barbarie” y la modernización
del país.
Clase Media: Esta época es testigo del surgimiento de una
insipiente clase media que está ligada al estudio universitario profesional y a
trabajos en el estado. Esta misma clase emergente tenía aspiraciones de tratar
de parecerse a la clase alta, convirtiéndose en gente arribista, de medio pelo.
Se refleja en la familia Molina (Doña Bernarda
Cordero de Molina, sus hijos Amador, Adelaida y Edelmira ) son los integrantes
de este grupo, famosos por fiestas que se desarrollaban en su casa, partidas de
naipes y diversiones del gusto de los
jóvenes de la época.
Clase Baja: Si bien las ciudades crecían y el sector minero
se expandía, la hacienda seguía siendo la principal forma de organización
social, donde los patrones mantenían un predominio absoluto sobre el
campesinado. Esta clase ligada a la tierra era compuesta por Labradores o Inquilinos,
un grupo de campesinos que dependían de la tierra del patrón y Peones o Gañanes, campesinos que servían
como mano de obra estacionaria y los cuales eran pagados con alimentos y un
techo para vivir. No tienen
posibilidades de mejorar sus condiciones de vida. Así mismo, su falta de
educación y riqueza le impide participación y representatividad.
La tortuosa historia de amor de la novela, representa el deseo del autor de la reconciliación
entre los intereses regionales y de clases antagónicas en Chile. De hecho,
muchos críticos han interpretado Martín Rivas como modelo para la unidad
nacional que hace hincapié en el consenso sobre el conflicto. Además de
proporcionar comentarios jocosos y fuertes acerca de las costumbres de la sociedad
chilena. En síntesis, Blest Gana documenta la enorme brecha que existe entre las clases
ricas y pobres.
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